LLegó un rato después que sus amigas se habían ido, igualmente decidió quedarse a tomarse su café con leche y por primera vez, lo hizo en la barra.
Charlamos un poco, de los hijos, de las tierras natales, de los proyectos en las escuelas y al rato, llegaron tres chicas.
Una, era de su mismo país.
Le preguntamos si quería que se la presentáramos y con su respuesta afirmativa hicimos el nexo.
Ha juzgar por la apariencia, de la cual hemos sido involuntarios testigos, algo nos hace pensar que el encuentro fue satisfactorio.
Al rato se despidieron y cada cual a lo suyo.
Las otras chicas eran también americanas, así que de alguna vivencia idiomática nos tomamos el atrevimiento de participar.
No sabemos que les habrá parecido el compartir un rato en la cafetería, pero nosotros nos quedamos con la alegría que vimos dibujada en sus rostros y con eso nos alegramos.
Una vez más, sentimos que nuestro proyecto de construir un sitio acogedor más que una utopía es una necesidad.
PD.: El título del post se lo debemos a la definición efectuada por una de las chicas.
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