Hasta hace pocos días, al menos entre los mayores de 30 años, las tertulias en la cafetería estaban destinadas fundamentalmente a pronosticar al campeón de la Liga (Barça o Real Madrid)
Mientas tanto, Grecia explotaba por los aires y en Portugal se aliaban gobierno y oposición para encontrar una salida a la crisis económica del país.
El proyecto de aumentar la edad de jubilación competía mano a mano con el proyecto de prohibir fumar en los lugares públicos cerrados y éste dominaba la importancia.
Europa era mordida por los tiburones financieros, los mercados que le dicen y sin embargo se escuchaban muy pocas voces opinando o preocupándose de esa situación, pero situación ahora cambió.
Las medidas anunciadas por el presidente del gobierno ahora se llevan la palma, se habla más de esto que del Mundial de Sudáfrica y hasta más que de la mismísima Belén Esteban.
Es como si hubiera sido necesario que se recontara un 5% (promedio) el sueldo de los funcionarios y se congelaran las pensiones como para que se reaccionara.
Esto tiene una explicación (o varias) es la vieja teoría del avestruz, o más aún, es el sentimiento que a mi no me afecta porque tengo trabajo, o porque tengo el piso pagado o no tengo cargas de familias y de alguna manera me apaño.
Este comentario, poco comercial para un blog de una cafetería es simplemente una visión sesgada de la realidad que nos toca vivir y (escuchar) y que nos anticipa a pensar que no estaría de más ir comprando protectores auditivos si uno tiene oídos muy sensibles.
El ruido de las cacerolas puede perforar algún tímpano o provocar lesiones en el oído medio, las cuales aunque no son irreversibles, algunas veces son molestas y aún más ,cuando las hacen sonar quienes tienen las rentas más altas, porque también a cada cerdo le llega su San Martín.
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